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domingo, 22 de febrero de 2015

SU HIJO Y LA NUEVA ERA - INTRODUCCIÓN






   Estaré compartiendo el excelente libro de Berit Kjos, "Su Hijo y la Nueva Era", que servirá como una guía para padres preocupados por la educación de sus hijos, en los próximos posts. Este libro fue escrito en 1990, y parece mentira pero mucha agua a pasado debajo del puente en tan sólo 25 años. Lo que entonces ya algunos comenzaban a ver, hoy es abiertamente manifiesto, y la situación, 25 veces más preocupante. 




   El libro consta de los siguientes capítulos:

Primera Parte: LAS ESCUELAS

  1. Las escuelas y la falsa espiritualidad
  2. ¿Qué pueden hacer los padres acerca de la falsa espiritualidad?
  3. Las escuelas y la "clarificación de valores"
  4. ¿Qué pueden hacer los padres acerca de la clarificación de valores
  5. Las escuelas y el globalismo de la Nueva Era
  6. ¿Qué pueden hacer los padres acerca del globalismo de la Nueva Era?






Segunda Parte: LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN 

  7. El cine y la persuasión por medio de la identificación

  8. ¿Qué pueden hacer los padres acerca de la persuasión por medio de la identificación?

  9. La televisión y la manipulación de la mente
  10. ¿Qué pueden hacer los padres acerca de la manipulación de la mente?
  11. Juegos y juguetes que distorsionan la imaginación
  12. ¿Qué pueden hacer los padres acerca de las distorsiones de la imaginación?
  13. Libros y revistas, una estimulación ofensiva
  14. ¿Que pueden hacer los padres acerca de la estimulación ofensiva?
  15. Música y sentimientos paganos
  16. ¿Qué pueden hacer los padres acerca de los sentimientos paganos?



Introducción


   Voces tentadoras llaman a los niños por dondequiera. La escuela, el cine, La música y los libros están comunicando el engañoso llamado de la serpiente: "Ven, sueña, ejerce el poder, confía en ti mismo, sé dios, crea tu propia realidad, construye un nuevo mundo. Haz lo que quieras, porque el pecado y la culpa existen únicamente en las mentes de los religiosos".

¿Cómo podemos ayudar a nuestros niños A DECIR NO?

   Yahweh nos muestra su respuesta: "Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento" (Oseas 4.6). Podemos enseñar a nuestros hijos a conocer la verdad, de manera que puedan identificar lo falso. Y podemos hablarles acerca de las seducciones de la Nueva Era, de modo que puedan decidir no probarlas.

   El propósito de este libro es revelar el engaño de la Nueva Era y equipar a las familias para alzarse unidas en una resistencia confiada y amorosa. No es una condena a las escuelas o a los medios de comunicación. Innumerables profesores excelentes continúan llevando los mejores valores al aula. Muchos libros, películas y programas de televisión siguen reflejando el pensamiento judeocristiano. 

NOTA: Lamentablemente, 25 años después de este libro haber sido escrito NO PODEMOS CONCORDAR MÁS CON ESTO. El verdadero pensamiento judeocristiano NO SE VE CASI POR NINGÚN MEDIO y la satanización de las escuelas y medios de comunicación es prácticamente total.

   Sin embargo, la idea y las prácticas de la Nueva Era han entrado en las escuelas y en los medios de comunicación en forma tal que ningún niño está libre de su influencia. Aunque la engañosa espiritualidad puede encontrar terreno más fértil en ciertas escuelas, desfigura los textos escolares, la televisión y los juguetes a lo largo de toda la nación. Casi no tiene oposición porque por lo general parece bien. Está hecha a la medida de su naturaleza humana y su cultura occidental, además ofrece a los niños lo que quieren oír, ver, tener y ser.



   Brooks Alexander, fundador de Spiritual Counterfeits Project (Proyecto Falsedades Espirituales) reveló el corazón del engaño de la Nueva Era en un informe publicado en 1983 bajo el título "La religión mundial que viene":

"El mal no es lo opuesto al bien, como si pudieran coexistir sobre una base igualitaria. La maldad es una distorsión de lo bueno que Yahweh creó (...) 
El mal, nos muestra la Biblia, es (...) un parásito ontológico. Cabalga en las espaldas de lo bueno hasta que lo deforma. Por tal motivo, nunca es el mal en sí mismo lo que nos tienta. Siempre es algo bueno lo que nos atrae, lo que nos imaginamos que es aún "mejor" que aquello que Yahweh nos ofrece (...) 
En su esencia, la mentira es seducción a una adoración del yo y sus poderes, disfrazada como "conocimiento secreto" y presentada como "la realización del dios interior".


   Seguros de que Yahweh reina, podemos confrontar estas engañosas fuerzas que tratan de alcanzar los corazones y las mentes de los niños. Él, quien ama a nuestros niños mucho más que nosotros, nos mostrará cómo prepararlos para que reconozcan y resistan el mal, no importa cuán atractivo sea el llamado.


"Pero gracias a Elohim, quien nos da la victoria por medio de nuestro Maestro Yahshúa el Mashíaj"

1 Corintios 15.57
Berit Kjos, 1990



Una Parábola



   En lo alto de la montaña y mirando al valle estaba el Rey. Tenía como fondo el sol, que empezaba a ocultarse. Su figura se alzaba como un monumento de fuerza inflexible. Sobre su cabeza se arremolinaban hostiles y negros nubarrones. Vientos furiosos golpeaban contra su capa. Aún cuando con una palabra podría haber reprimido aquel asalto, no quería distraerse. Sus ojos estaban fijos en el valle, allá abajo. No dejaba pasar un detalle, por pequeño que fuera, y así seguía el movimiento de los ejércitos que se reunían. De repente, su atenta mirada se detuvo en una figura un tanto difusa, bien escondida para el observador descuidado. Furia y agonía cruzaron por el noble rostro del Rey.   "Una vez yo cuidé de ese impostor", musitó, "pero el príncipe de las tinieblas sólo se amaba a sí mismo. Lo hice fuerte y hermoso, pero usó mis dones para construir su propio trono. ¿Se imaginaría él que su fuerza rebelde podría ahogar mi poder e impedir mi plan? ¿Ha dicho tantas veces sus propias mentiras, que se ha llegado a engañar a sí mismo tanto como a mi pueblo? Su estúpido orgullo ha encendido esta guerra, pero muy pronto hasta sus ciegos esclavos verán el triunfo de mi reino".   La atención del Rey dejó de estar concentrada en el cuartel general del enemigo para fijarse en la ciudad cercana. Sus habitantes dormían despreocupados, presumidos, ajenos a las legiones que esperaban astutamente.   Lágrimas vinieron a los ojos del Rey mientras Ie hablaba a su amada ciudad. "Si sólo hubieras escuchado", susurró suavemente. "Si sólo hubieras sabido... pero ignoraste mis advertencias y preferiste seguir tu propio camino. Sólo quisiste oír las agradables palabras que satisficieran tus propios sueños de egoísmo: mentiras y falsas promesas que sonaban más gratamente a tus oídos que mi verdad".   "Pueblo necio, abre tus ojos y ve. Vine a amarte y a cuidar de ti, pero te desviaste. El ladrón vino a robar y a destruir, y tú lo adoras. Si sólo hubieras sabido hacia dónde te estás dirigiendo..." 


   Allá abajo, cerca del borde de la ciudad, donde el bosque se abría a un amplio claro, el siniestro ejército emergía como una masa fantasmal y temblorosa. De pronto, sin un sonido, un mensaje irrumpió en sus consciencias: el príncipe ha llegado. Como si fueran uno solo, se inclinaron en una temerosa entrega, pronunciando su saludo:
   —¡Salve, Príncipe de las Tinieblas! ¡Señor de la fuerza! ¡Salve!
   Ante ellos se alzó la enorme y oscura figura del príncipe.
   —Mis amigos —les ronroneó—, ¡he oído que habéis hecho un buen trabajo!
   Una onda de alivio se movió por sobre aquella masa.
   —¡Informadme sobre vuestros progresos! —su voz chasqueó como un latigazo sobre los temerosos esclavos—. ¿Habéis capturado la ciudad? ¿Está su gente dispuesta para seguir?
   El silencio pendía como una siniestra espada sobre los temblorosos guerreros. Tiranos presuntuosos lejos de su amo, se acobardaban como perros asustados ante su presencia. Finalmente, una criatura dio un paso al frente.
   —Señor, el golpe está casi terminado. La ciudad ha cedido a tu control.
   —¿Cómo conseguisteis que se sometieran? —demandó el príncipe.
   —Seguimos tu plan, señor. Nos dijiste que hiciéramos a los niños nuestro blanco. Reformar sus escuelas, contaminar sus películas...
   —¡Un momento! ¡Un momento! Quiero detalles. ¿Quién se encargó de las escuelas?
   —¡Yo, señor! —una tosca figura caminó hacia adelante. Bajo la pesada capa que ocultaba sus formas, su cuerpo temblaba.
   —Explica tu estrategia.
   —Seguimos un antiguo plan, señor. Tú nos dijiste que cambiáramos las etiquetas para que tuvieran aspecto moderno, y dio resultado. Primero, susurramos dudas acerca del repulsivo libro de verdad del Rey. Luego sembramos visiones quiméricas del Nuevo Mundo en las mentes de los educadores. Les mostramos imágenes irresistibles de su divinidad, del poder de su Yo, del placer del sexo, y de la paz de la unidad global bajo tu poderoso reinado.
   —Más despacio, y describe sus reacciones.
   —Los que estaban dispuestos a la transformación se emocionaron con sus nuevos descubrimientos. Rápidamente incorporaron tus ideas en sus programas.
   —¿Es eso todo?
   —¡No, hay mucho más! También les dijimos que los valores del Rey estorban la libertad, el crecimiento y la felicidad del Yo. Para construir un mundo mejor, ellos deben desechar las limitaciones obsoletas, y pavimentar nuevas vías hacia conocimientos más altos y hacia la unidad espiritual. Rápidos en entender, los niños están aprendiendo a ridiculizar a los arcaicos patrones del Rey y la estrechez mental de sus súbditos. ¡Pronto van a odiar a todos aquellos que se opongan a tus planes!
   —¡Bien hecho! —dijo el príncipe con una mueca. Escrutando la oscura masa, gritó:— ¿Quién está encargado de la música?
   Una criatura que estaba agazapada se escabulló hacia adelante.
   —Yo, señor.
   —¡Informa sobre tus progresos!
   —Hemos reavivado tu fórmula infalible: ruido, drogas y deleite sensual. Esta fórmula bloquea la razón y mantiene abiertos nuestros contactos. Les proporcionamos diversión y nos aseguramos de que volverán por más. Con súbditos más entregados, ya no será necesario ocultar tu identidad. Ellos ansían tu salvaje malevolencia.
   —¡Bien hecho! —Antes de gritar de nuevo, el príncipe se restregó las manos en evidente señal de regocijo—. ¡El siguiente! ¿Quién transformó televisión?
   —¡Nosotros! —dijo una voz chillona. Una figura pequeña y rechoncha empezó a caminar hacia el frente— Un batallón preparó caricaturas con magos y superhéroes que ganan batallas gracias a tu energía cósmica. Los niños quieren tener superpoder, por eso les hemos mostrado los tuyos. Por supuesto, camuflados.
   —¡Espléndido! —la cruel voz del príncipe se oyó excitadísima—. Pronto ellos van a querer más, y cuando estén atrapados, también van a querer verme. ¡Ah! Yo seré su dios y ellos aprenderán una nueva forma de adoración. Sigue, sigue. Dime más.
   —Hemos estado mostrando a periodistas, productores y escritores nuestra visión para el nuevo orden mundial —dijo riéndose—. Los hemos convencido de que los valores del Rey impiden el progreso. Hoy, los niños escogen su propio camino; es decir, nuestro camino...
   —¡Mi camino, querrás decir! —chilló el príncipe.
   —¡Tu camino, sí, señor! —tembló el comandante.
   —¿Encontraron resistencia?
   —No mucha. Normalmente, tus brillantes ideas los entusiasman.
   —¿Y qué me dices de los súbditos del Rey?
   —Muchos no se dan cuenta. Como los mantenemos muy ocupados en el estudio del Libro de la Verdad, no pueden diferenciar tus planes de los del Rey. Algunos tienen miedo de hablar. Los tontos que se quejan tienen que vérselas con nuestro escuadrón de castigo. Por lo general los silencian el ridículo y la exclusión.
   Se oyeron vivas de aprobación.
   Por un momento, el príncipe se mantuvo mirando fijamente ala oscura masa de guerreros de rostros tapados. Estos miserables súbditos eran movidos a cumplir con sus órdenes no motivados por el amor y la lealtad, sino por el temor y el odio.
   —¡Observen a cualquier súbdito que se rebele! —les dijo—. Busquen agujeros en su armadura. Distraigan a los que quieren orar, pero por sobre todo, impidan que usen el Libro. 


   Relámpagos alumbraron el cielo y el ruido de los truenos fue en aumento hasta que se oía un rugido ensordecedor. Pero el Rey mantuvo su posición vigilante desde lo alto de la ciudad, esperando el momento preciso...
   De pronto, levantó su brazo derecho.
   —¡Cálmate! —gritó a la tormenta. Y la tormenta se tranquilizó allí en la cumbre.
   Levantó su brazo izquierdo, y un batallón de soldados vestidos de blanco apareció ante él.
   —¡Ha llegado el momento! He despertado a mi remanente. He hablado a todos los que tienen oídos para oír y ojos para ver. A todo aquel que no está ciego y atado por el engaño. A aquellos que no se han sometido al Príncipe de las Tinieblas. Les he dicho que se levanten, que tomen sus espadas, y que peleen por sus familias y sus hijos. Debéis tomar vuestra posición junto a ellos. Cantad con ellos la canción de victoria, y derrotad a las fuerzas del mal en el nombre del Rey.



   En los próximos capítulos iremos viendo cómo luchar de forma práctica contra estos engaños del señor de este mundo.




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Publicado por: Anunciadora de Sión
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3 comentarios:

  1. ¿Hermana la parabola que escribio al final del post viene el libro que menciona en el principio?

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  2. ¡Excelente!
    Tengo un nene de 7 años y la experiencia me demuestra que las trampas del enemigo están por todas partes. Lamentablemente, me ha tocado ver casos de hijos de cristianos que, por falta de discernimiento de los padres, terminaron aceptando la oferta del príncipe de este siglo y los padres aun hoy no se dan cuenta de que si no se arrepienten, van derechito al infierno. Hay mucha ignorancia sobre estas cosas. En casi ninguna iglesia se advierte a los padres que abran bien los ojos y disciernan según el Ruaj. A las pocas iglesias que sí entienden y advierten se las tilda de legalistas.

    Hay una frase del libro que parece estar mal traducida: "Como los mantenemos muy ocupados en el estudio del Libro de la Verdad, no pueden diferenciar tus planes de los del Rey". No los mantienen ocupados en el estudio del Libro (eso implicaría que dedican horas a estudiarlo, y si ese libro es la Biblia, no tiene sentido), sino tan ocupados en otras cosas que no tienen tiempo para estudiarlo.

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