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viernes, 17 de julio de 2015

MORGELLONS: ¿UNA FALLA EN EL SISTEMA DE TRANSHUMANIZACIÓN?









   Una de las primeras cosas de las que escuché cuando empecé mis investigaciones acerca de los Illuminati fue esta extrañísima "enfermedad". Poco y nada se sabía entonces, y bastante es lo que se ha avanzado, gracias a la investigación desinteresada (y hasta peligrosa para sus propias vidas) que realizan muchos científicos. Sin embargo, no parece ser correcto llamarla de "enfermedad", sino de "síndrome", que es el conjunto de síntomas característicos de una enfermedad. Tal vez, después de todo, los Morgellons no sean una enfermedad... sino un rechazo.


   Es posible que las personas que tienen el síndrome de Morgellon sean personas cuyos cuerpos están expulsando o rechazando materiales procedentes de la alta tecnología, del mismo modo que nuestro cuerpo con el tiempo termina empujando hacia fuera una astilla cuando está demasiado profunda como para sacarla con unas pinzas... y que ellos sean LA EXCEPCIÓN Y NO LA REGLA, EN UN MUNDO DONDE TODOS ESTAMOS YA CONTAMINADOS, aunque nuestros cuerpos no "rechacen" estos elementos.



   Mary Leitão, una investigadora precoz, envió muestras de extrusiones fibrosas de tejido corporal a un laboratorio universitario para que las analizaran. Las fibras causaron sensación, ya que no conseguían identificarlas. La mujer de cuyo cuerpo procedían las fibras continuó investigando lo que estaba saliendo de su piel, y averiguó que el material era variado y filamentoso y que se podía comprobar que estaba fabricado por el hombre. No era fúngico, sino tubular (de naturaleza plástica) y compuesto de minúsculas partes que parecían saber cómo juntarse unas con otras. ¿Qué era aquello?



   El término “Morgellon” surgió de la necesidad y de la conveniencia, no de una comprensión básica de la dinámica y del metabolismo del organismo u organismos involucrados. Es decir, NO SE TRATA DE UN TÉRMINO CIENTÍFICO. Esto es comprensible por muchas razones, y la no menos importante de ellas es que tal base de conocimientos no existía en aquel momento. Dicha base de conocimientos se mantiene distante, sin duda en parte debido al patrón de negación, rechazo y diagnóstico erróneo que ha plagado las intervenciones o investigaciones “formales” desde el principio. El nombre de “Morgellon” probablemente se quedará ahora con nosotros, nos guste o no, y sea acertado o no. El término se verá casi siempre envuelto en la polémica y en el rechazo hasta cierto punto. 






   El siguiente párrafo pertenece al artículo La enfermedad de Morgellon, publicado en abril de 2007 en el portal de Jeff Rense (www.rense.com): 

“Una invasión de los tejidos humanos a través de una nanotecnología transmisible que adopta la forma de nanotubos, nanocables, nanomatrices con sensores y otras configuraciones, todas ellas autoensamblables y autorreproducibles, algunas de las cuales contienen ADN y ARN modificados genéticamente y empalmados. Estas nanomáquinas se desarrollan bien en medios alcalinos y obtienen energía a partir de la energía bioeléctrica del organismo y de otras fuentes no identificadas. Existen indicios de que estas minúsculas máquinas poseen sus propias baterías internas. También es posible que sean capaces de recibir señales e información específicas por medio de microondas, campos electromagnéticos y ondas de frecuencia extremadamente baja sintonizadas. No se sabe cuál es su objetivo. 

Los síntomas van desde las lesiones cutáneas de las que surgen fibras simples o de colores, lesiones en las que no se forman costras con normalidad, que cicatrizan muy lentamente y que nunca sufren infecciones bacterianas, hasta la niebla mental, el cansancio, la depresión, etc. También se ha comprobado que las nanomáquinas de Morgellon se hallan comúnmente en todos los fluidos y orificios corporales, a menudo incluso en los folículos capilares, y se supone que de manera rutinaria alcanzan una penetración total y sistémica del cuerpo. Casi todos los aquejados informan de que las nanomáquinas de Morgellon parecen tener algún tipo de inteligencia grupal o de colmena. El contagio parece ser posible cuando las fibras se desprenden de las personas infectadas y también a través de todos los vectores bacterianos o virales normales.
 

Se ha demostrado que algunas fibras resisten temperaturas de más de 1400 grados Fahrenheit; la esterilización ordinaria del material y de los instrumentos médicos y dentales reutilizables no es eficaz contra las nanomáquinas de Morgellon. También hay claros indicios de que las fibras procedentes de los aerosoles que componen los chemtrails y las fibras de Morgellon están relacionadas, aunque las pruebas de que la transmisión se realice por fumigación aérea siguen siendo anecdóticas.”







   Hoy sabemos algo más. Las principales cadenas de televisión ya han emitido emisiones especiales sobre la “enfermedad de Morgellon”, que, según algunos investigadores, no es una enfermedad sino un síndrome. Según el diccionario, un síndrome es un grupo de señales y síntomas que se dan conjuntamente y que caracterizan una anomalía particular. Los médicos que son entrevistados por las cadenas de televisión afirman que los pacientes afectados por el síndrome de Morgellon sufren de trastornos psicosomáticos que incluyen erupciones cutáneas comunes con pelusas de la ropa pegadas a las llagas. En pocas, palabras, los tratan de locos. Que es siempre la primer premisa: RIDICULARIZAR. ¿Pelusas que se pueden limpiar? Una mujer que descubrió en su piel manchas grandes y rojas de las que rezumaba líquido declaró lo siguiente: “Las manchas presentan unos pelos largos que salen de ellas. Yo las corto, pero mi dermatólogo dice que no sabe lo que son, y usa unas pinzas grandes para tratar de retirarlas. Siento como un hormigueo por todo el cuerpo, bajo la piel. Y siento que está vivo, como si me hablara.”

   Un informe médico de julio de 2009, titulado “Esclarecimiento a través de una serie de casos de una enfermedad no definida: la enfermedad de Morgellon”, escrito por siete autores (incluida Mary Leitão, mencionada más arriba), afirma que "la utilización de la tecnología más reciente y de un mínimo de datos físicos obtenidos con un nivel de calidad constante confirma que el síndrome de Morgellon se manifiesta como un fenómeno cutáneo, un estado de inmunodeficiencia y un proceso inflamatorio crónico". El informe propone que “el término Morgellon se tenga en cuenta para sustituir a cualquier otro término que sugiera que el delirio es la causa principal de este fenómeno”.

   En otras palabras: la enfermedad es real, no imaginaria, y “el mecanismo descubierto indica firmemente un proceso infeccioso crónico”. El resumen del informe llega a la conclusión de que “aún queda mucho trabajo por hacer en lo referente a la recopilación de datos de estos pacientes para crear una definición de caso de la enfermedad de Morgellon que sea creíble”. Mientras que la enfermedad es por supuesto crónica, no es forzosamente contagiosa, pues las personas que rodean a los pacientes que presentan lesiones del tipo de Morgellon no “agarran la enfermedad” (aunque cabe señalar que esta puede afectar a familias enteras). La expresión “aún queda mucho trabajo por hacer” puede ser el eufemismo del año, pero el informe al menos confirma que “Morgellon” no sólo existe en las mentes de sus víctimas.









¿Pero qué son exactamente estos "morgellons"?


   El denominado “síndrome de Morgellon” ha desafiado hasta ahora la identificación adecuada de sus causas o de su naturaleza. Aunque sus manifestaciones parecen ser muy variadas, desde el principio este investigador (Clifford E. Carnicom) ha tratado de identificar aquellos aspectos en que existe un denominador común, centrándose en ellos. Los recursos y la tecnología disponibles necesariamente limitan el alcance de este examen, y se espera que salgan a la luz descubrimientos adicionales. En la actualidad, sin embargo, se ha establecido que, a nivel microscópico, un conjunto de cuatro componentes primarios tiene, por lo menos, algún grado de asociación con la enfermedad. Estos son (como mínimo) los siguientes:


1. Un filamento que sirve de revestimiento, generalmente del orden de 12 a 20 micras de espesor, y es esta forma la que es visible para el ojo humano. Este filamento puede contener una red interna de filamentos de tamaño inferior a la micra, o alguna combinación de los siguientes elementos de esta lista.


2. Un organismo parecido a la clamidia (Chlamydia pneumonia es el candidato más fuerte hasta el momento) que mide entre 0,5 y 0,8 micras. (NOTA: La Chlamydia pneumoniae es una especie de bacteria patógena).


3. Una forma pleomórfica (la denominación favorita hasta la fecha es “semejante al micoplasma”). (NOTA 1En biología, pleomorfismo es un término que define la aparición de dos o más formas estructurales de un organismo durante su ciclo de vida, en especial de ciertas plantas. NOTA 2: Los micoplasmas son bacterias que carecen de pared celular, por lo que pueden adoptar gran variedad de formas; causan enfermedades respiratorias y de los huesos).


4. Una forma eritrocitaria (un glóbulo rojo probablemente artificial o modificado). (NOTA: los eritrocitos son los glóbulos rojos, células de la sangre que contienen hemoglobina y se encargan de transportar el oxígeno a todas las partes del cuerpo).



   Uno de los retos más acuciantes a los que se enfrenta la caracterización de esta enfermedad es la diversidad de formas y estructuras que presentan los componentes que han sido identificados. Además, bajo determinadas circunstancias, los cuatro componentes han sido identificados en el interior de una sola unidad fundamental, es decir, encerrados en la estructura del filamento envolvente. Y esta forma filamentosa parece representar la culminación de un desarrollo en varias etapas, al menos dentro de los ensayos de cultivo estudiados hasta ahora.






   Si tomamos cada uno de estos componentes por separado, la variada confusión se hace evidente:


1. En primer lugar, en relación con el filamento de revestimiento, la interpretación más obvia podría ser que nos encontramos frente a una forma de hongo. Por desgracia nos encontramos con numerosas dificultades de inmediato, ya que de momento no se ha establecido correspondencia con ninguna otra forma conocida de hongos. La descomposición del filamento se ha logrado sometiéndolo a condiciones químicas extremas y a temperaturas extremas, y esto es altamente indicativo de que sirve de carcasa protectora para los componentes internos. Lo que ocurre en el interior del filamento de revestimiento es una de las razones por las que no encontramos coincidencias con las formas de hongos conocidas, y esto nos lleva al segundo elemento de la lista.


2. La estructura semejante a la clamidia parece ser a primera vista una forma bacteriana. La clamidia (especialmente la Chlamydia pneumonia) ha sido propuesta como candidata debido a los numerosos paralelismos existentes entre su morfología, sus características biológicas y su sintomatología y los de este organismo en particular que es objeto de mi estudio. Pero también hemos de tener en cuenta que, desde el principio, he utilizado específicamente la expresión “semejante a la clamidia”, y no “clamidia”, por dos buenas razones: 
a) No ha aparecido ningún medio de identificación apropiado e irrefutable en el nivel requerido. 
b) Algunas características del organismo no encajan con el género Chlamydia, especialmente en lo referente a las agresiones químicas y térmicas a que ha sido sometido el organismo a lo largo de distintos procedimientos de prueba.


3. La forma pleomórfica (‘que puede adquirir muchas formas’) es difícil por su naturaleza cambiante, como indica su nombre. El candidato micoplasma, en su origen, es demasiado pequeño para que podamos verlo con el microscopio convencional. Es una de las bacterias conocidas más pequeñas, si no más pequeña, y tiene la característica distintiva de carecer de pared celular. Es esta carencia de pared lo que le permite a nuestra forma pleomórfica cambiar de forma. Por desgracia, con esta estructura también tenemos los mismos problemas de estrés químico y térmico que tuvimos con la estructura parecida a la clamidia. Hasta ahora, ambas formas “semejantes a las bacterias” han resistido a todos los extremos químicos y de calor a que han sido sometidas. Pero el hecho de que las formas semejantes a las bacterias existan en el interior del filamento de revestimiento hace que nos enfrentemos a una grave contradicción adicional con la taxonomía convencional.


4. Y, por último, al menos por ahora, tenemos la forma eritrocitaria (el glóbulo rojo). Esta identificación extiende realmente el límite del entendimiento común y de los conocimientos convencionales. Los eritrocitos pertenecen a la sangre, y la sangre proviene de los animales. La aparición de esta entidad es totalmente incongruente con cualquier interpretación fúngica o bacteriana que intentemos realizar. Incluso la aparición de un eritrocito (artificial o no) fuera de la biología del huésped es un salto que sobrepasa los conocimientos convencionales y el discurso oficial. Entonces nos vemos obligados a preguntar: ¿cómo es posible?





   Ahora tenemos que hablar de la filogenia, es decir, de los aspectos estructurales de la vida tal como los conocemos (es decir, el árbol de la vida).

   En 1978, Carl R. Woese expuso una interpretación algo radical para nuestra comprensión de la filogenia. Lo que hizo Woese fue buscar el mínimo común denominador dentro de las relaciones filogenéticas, y así el ARN (ácido ribonucleico) o la genética subyacente del organismo se convirtió en el elemento clave. Básicamente, Woese reescribió el esquema de la estructura de la vida tal como la conocemos, y elevó (reduciéndolas al mismo tiempo) las ramas estructurales a tres dominios en lugar de seis “reinos”. Al parecer, (tras un período de unos 30 años) la nueva visión de Woese ha sido generalmente aceptada y ha transformado legítimamente nuestra comprensión de la “estructura” de la vida. Los dominios de Woese son los siguientes:


1. Las bacterias (Bacteria)2. Las arqueas o arqueobacterias (Archaea)3. Los eucariotas o eucariontes (Eukarya)

   Nos interesa comprender cuáles son los principales miembros y las características de cada uno de estos grupos, ya que representan un modelo más simple, más exhaustivo y más exacto para la comprensión de las características “estructurales” de la vida. Animo a los lectores a que hagan este esfuerzo, al menos a un nivel básico. 


Ahora bien, la “enfermedad de Morgellon” traspasa los límites que separan a estos tres dominios.

   Lo que sigue es, al menos en parte, el razonamiento de esta audaz afirmación:


Ya se han enumerado las dificultades relativas a las formas que parecen bacterias (las que parecen clamidias y las que parecen micoplasmas). En las pruebas realizadas hasta ahora, estos dos componentes han sido sometidos a ebullición, a álcalis extremadamente fuertes (hidróxido de sodio, lejías) y a ácidos extremadamente fuertes (por ejemplo, ácido clorhídrico). También hay buenas razones para pensar que dichas estructuras han sido sometidas, como mínimo, a condiciones extremas de frío (por ejemplo, a entre 50 y 60 grados C bajo cero). Llegados a este punto, ninguna de las tensiones transmitidas a las “estructuras” ha dañado su viabilidad para crecer o reproducirse posteriormente. Bajo las circunstancias más duras, parece como si estas estructuras se mantuvieran en estado latente o de inactividad biológica en espera de que las condiciones ambientales vuelvan a ser más favorables.

Uno de los rasgos dominantes de las arqueas es su capacidad para soportar condiciones ambientales y estrés extremos. Es típico encontrar estas formas de vida en las chimeneas de los volcanes y bajo las plataformas de hielo. Muchos de los organismos del grupo de las arqueas no requieren oxígeno y puede desarrollarse en condiciones anaeróbicas que metabolizan dióxido de carbono en vez de oxígeno. Se considera que las arqueas son probablemente una de las formas de vida más antiguas que existen en la Tierra. Es importante mencionar que las arqueas no son sensibles a los antibióticos, y también es de interés señalar que aparentemente aún no se ha demostrado la existencia de formas patógenas de arqueobacterias.


Por la misma razón hay algunos aspectos de estas dos estructuras que están muy de acuerdo con la posibilidad de que se trate de bacterias: su metabolismo dentro de una célula, su tamaño, su impacto patogénico, su sintomatología, etc. Es esta variación lo que nos obliga a considerar la existencia de un intercambio genético entre dos de los dominios incluso en este nivel tan básico de la discusión: las bacterias y las arqueas. La pregunta del millón es: ¿este intercambio es natural o artificial?

Además, ahora debemos considerar la estructura del filamento envolvente. A primera vista, parece traer al frente el dominio de los seres eucariontes, dado que los hongos son uno de los elementos de este grupo. Al dominio Eukarya pertenecen los hongos, los protozoos, los mohos mucilaginosos, las plantas y los animales. El problema estriba en que, como ya se ha mencionado, hasta ahora no existe tal identificación con los hongos, y además unas estructuras más representativas de los OTROS dominios se dan DENTRO del filamento de revestimiento.




Y, por último, la existencia de una forma “eritrocitaria” viola todos los límites de cualquiera de las consideraciones anteriores. Las células sanguíneas surgen en los filos más complejos de la clasificación biológica, tales como, por ejemplo, los seres humanos. Las células de la sangre, según la biología convencional, no crecen en los tubos de ensayo. Es cierto que el deseo de crear sangre artificial ha sido una especie de santo grial de la investigación biológica desde hace algún tiempo... El mundo de los negocios se tambalearía ante la posibilidad de que se pueda producir sangre artificial y no sería sorprendente que las operaciones clandestinas hayan conseguido avances significativos en este campo. 


El ser eucarionte en cuestión también es insensible a los antibióticos. El hecho de que dos de los tres dominios tengan esta insensibilidad señala las dificultades que podrían esperarse si la enfermedad es tratada con antibióticos convencionales.



   De por sí, parece que se trata de un “organismo” que trasciende la existencia estructural que ha sido definida para la vida misma. La enfermedad de Morgellon, a partir de la mejor información y de los mejores análisis de que disponemos hasta la fecha, parece ser una síntesis orquestada que traspasa los límites de los tres dominios establecidos de la vida en este planeta. Es muy difícil imaginar, en este estado de nuestros conocimientos, que este “organismo” (por el bien de la discusión) sea el resultado de un proceso “natural” o “evolutivo”. 

   Esta hipótesis, de ser aceptada, nos obliga a considerar la posibilidad muy real de indulgencia deliberada y premeditada en el ámbito de la ingeniería genética. Esto sin duda podría explicar, al menos en parte, la falta deliberada y premeditada de divulgación y de honradez en el tratamiento público del tema. También podemos preguntarnos cuál fue el motivo del diagnóstico erróneo “decretado” de “parasitosis delirante” que fue promovido con tanta negligencia y cuyo fracaso resulta ahora tan evidente. ¿Qué subyace tras la gran coincidencia existente entre las muestras biológicas y determinadas muestras ambientales? Al final la divulgación y la honradez total reclamarán sus posiciones legítimas, a pesar de las maquinaciones de nuestra propia especie.






Íntimo y personal - Un testimonio real


   Jan Smith vio cómo le salían fibras del cuerpo hace más de una década. En la actualidad, está bastante segura de que el síndrome de Morgellon es “una enfermedad nanotecnológica” que genera frecuencias medibles en sus portadores. Jan ha trabajado con investigadores como Clifford Carnicom y Hildegarde Staninger para confeccionar un historial y entender lo que le está pasando, y ha creado la página web www.MorgellonsExposed.com (actualmente no existe) con el fin de compartir sus conocimientos con los demás.






"Al principio, te dicen que tienes “delirios de parasitosis” [delusions of parasitosis o DOP], que quiere decir que tú crees que unos parásitos viven en o sobre tu cuerpo". El DOP es un término psiquiátrico: “En el 35% de los pacientes, la creencia en la infestación es inquebrantable. En el 12% de los pacientes, el delirio de infestación es compartido con otro delirio considerable” (eMedicine Web MD). Jan ha escrito lo siguiente: “Las lesiones se autogeneran y no necesitan ninguna ayuda para formar su líquido viscoso de silicio repleto de fibras”. En las dos operaciones de sustitución de las rodillas le sacaron un montón de fibras de cada una de sus articulaciones. Además, “cuando sustituyeron la primera de las rodillas, la incisión no cicatrizó adecuadamente y dio lugar a lesiones que estaban llenas de fibras”.
Jan ha descubierto que las hebras que salen de su cuerpo son rojas, azules y blancas, muy parecidas a las fibras de colores que se encuentran en los actuales billetes de dólar fabricados en papel. “Si una persona ve que de su cuerpo salen fibras y bultos extraños, no los tira a la basura, sino que se dice a sí misma: Nadie se va a creer que esto acaba de salir de mi cuerpo. Tengo que llevárselo al médico para que lo vea. Puede que él sepa lo que es“.  Por desgracia, Jan se dio cuenta de que la mayoría de los médicos ni siquiera miran las fibras que sus pacientes les traen, pues si lo hicieran solo conseguirían incitar a los pacientes delirantes a que siguieran delirando. Así que se armó de un microscopio y ella misma llevó a cabo su propia investigación. Jan descubrió que las fibras de color son resistentes al fuego de una llama normal y que solo sucumben a la llama de un soplete, que tiene una temperatura más alta, produciendo por los extremos lo que ella denomina una “carga útil”. 

   “Al principio yo buscaba algo que tuviera una explicación lógica y biológica. Yo no tenía nada que ver con ninguna teoría de la conspiración. Simplemente pensaba en conseguir un microscopio para estudiar lo que había en mi cuerpo. Creía que, con bastante diligencia, identificaría la enfermedad que tenía a partir de una base de datos pública de enfermedades reconocidas. Así que durante tres años me puse a estudiar todos los hongos, las cianobacterias, los quitridios, los rotíferos, las algas y cualquier otra cosa sobre la que pudiera aprender algo y que pudiera darme una pista para resolver este misterio”.

   “Averigüé que las muestras fibrosas procedentes de mi cuerpo estaban compuestas de polietileno de alta densidad. La extraña naturaleza de mi hallazgo indicaba la existencia de un origen artificial. Se me ocurrió que, si estos patógenos estaban siendo diseñados en un laboratorio de bioingeniería, estarían hechos de múltiples componentes y el material mutado podría reproducir y emitir de manera intermitente un lote de desechos identificables muy parecidos a los ‘genéticos’ originales. Yo llamo a este tipo de desechos retrocesos“.





   “Tengo la teoría de que cuando las nuevas formas de vida o las enfermedades de diseño se crean en laboratorios de biología por medio de los procedimientos de empalme génico, mutación, bioingeniería o nanotecnología, los componentes de estas mezclas pueden autorreproducirse con resultados variables. El Dictyolstelium discoidium (un extraño moho del fango), los genes de insectos y otros agentes patógenos sufren nuevas mutaciones en cada generación que se reproduce. A veces, los especímenes de Morgellon pueden ser idénticos a los componentes originales utilizados en este brebaje de brujas biológico antes del proceso de mutación. Es algo así como encontrar a un niño con el pelo de color rojo encendido en una familia de personas que no tienen esta característica”.

   “Hay varias cosas que han salido de mi cuerpo y que he sido capaz de identificar a partir de mi investigación sobre la industria de la nanotecnología”, explica Jan. “El primer elemento de la nanotecnología es una matriz que contiene cristales. Las protuberancias en las cortezas de silicona son nanocolumnas y nanocuernos. La proyección se desarrolla bajo la piel, en la silicona. Entonces los componentes químicos autoensamblables de la nanotecnología se desarrollan en su interior”. Jan ha descubierto elementos diminutos con garras, cuernos y ganchos en los tejidos de su cuerpo, elementos que fueron descritos como “nanotubos” en un artículo científico del año 2000 elaborado por los investigadores Wang, Gao, Gole y Stout. Dicho artículo también describe “matrices o conjuntos de nanofibras“. Dice así: “Hemos aplicado las técnicas de síntesis a alta temperatura… para generar SiO2 prácticamente sin defectos; nanocables recubiertos de silicio cristalino y nanoesferas de sílice (SiO2) que pueden aglomerarse a configuraciones con forma de cable impregnadas de nanoesferas de silicio cristalino… Esta nanoaglomeración puede extenderse hasta producir ‘manojos’ de nanocables de SiO2 y matrices con aspecto de cepillo”.








Fijémonos en las fotografías publicadas más arriba. Por mucho que parezcan reptiles, se trata de fibras de Morgellon reales. Es en los “ganchos” donde las fibras se bifurcan o se separan para dividirse en dos.

   Las “cabezas” de las que nacen los ganchos son aglomeraciones de partículas que después generan dos hebras. Como han señalado aquellos que han observado estas y otras fibras similares al microscopio, parece ser que se trata de una tecnología de autorreplicación. El artículo completo de Wang, et al. se puede leer aquí [actualmente no existe].

   El artículo de Wang muestra diagramas de las mismas matrices de nanofibras que Jan ha extraído de su piel. He aquí un ejemplo de un grupo de nano-comunicaciones (a 60 aumentos):









A) LA PRUEBA DEL VINO TINTO PARA DETECTAR LA PRESENCIA DE FIBRAS


   La prueba del vino tinto para detectar la presencia de fibras de Morgellon se ha vuelto muy popular en poco tiempo. Primero hay que cepillarse los dientes, y después hay que enjuagarse la boca durante 5 minutos (o más si es posible) con una mezcla que contiene 1/3 de peróxido de hidrógeno al 3% y 2/3 de vino tinto merlot. Si se escupe el líquido en una taza, se puede observar la presencia de fibras. Aquellos que no quieran usar el alcohol pueden recurrir al zumo de uvas morado, que funciona igual o mejor (hay que mezclar 2/3 de zumo y 1/3 de peróxido). Las personas que han realizado la prueba han señalado la presencia en la taza de una estructura de partículas inorgánica y cristalina.


   Las fibras están presentes en todo nuestro cuerpo, no sólo en nuestra boca. “Si respiramos, ya estamos lidiando con Morgellon”, dice Gwen Scott, ND, cuyo trabajo se puede leer en el portal de Clifford Carnicom. El mismo Carnicom declara que “las formas patógenas analizadas aparecen repetidamente en la población en general, sin tener en cuenta el hecho de que ciertas ‘anomalías cutáneas’ estén presentes o no. No obstante, las formas patógenas se descubrieron precisamente en el análisis de estas mismas anomalías de la piel. La segregación de determinados individuos como afectados por la enfermedad de Morgellon es completamente falsa; toda la población está afectada, se quiera enterar o no. Los agentes patógenos hallados han sido localizados repetidamente en los principales sistemas del organismo, lo que incluye muestras de piel, de sangre, de cabello, de saliva, de encías, del aparato digestivo, del oído y de orina”.

   La presencia de una “intromisión inorgánica” es perceptible en la actualidad en la mayoría de nosotros, ya presentemos los síntomas del síndrome de Morgellon o no. Un informe de Jeff Challender sobre las fibras transportadas por el aire, publicado por Clifford Carnicom en noviembre de 2005, se puede leer aquí. Otro estudio realizado por Carnicom en 2008 demuestra que la composición de las muestras de fibras transportadas por el aire que fueron recogidas en años anteriores coincide con la composición de las fibras que ahora aparecen en el cuerpo humano. 






¿Qué significa todo esto? Que los sistemas de armamento no sólo están siendo probados, sino que están siendo utilizados. Las armas han evolucionado desde los palos y las piedras hasta los cuchillos y las espadas, la pólvora y las armas de fuego, los grandes explosivos como las bombas, los agentes químicos, las bombas nucleares y ahora las armas silenciosas (biológicas, electromagnéticas… e “invisibles”). La matriz artificial a la que nos están llevando a los seres humanos supone un control completo de la biología y de todas las formas de vida. El futuro nos mostrará la unión del hombre con la máquina. La física cuántica, el electromagnetismo y la nanotecnología son los medios. 



B) LAS FORMAS DE VIDA ARTIFICIALES


   Aparte de las fibras, los agentes nanopatógenos que aparecen en los seres vivos biológicos (plantas, animales y seres humanos) parecen presentar la forma de un hongo diseñado artificialmente. Hasta ahora, las personas que han realizado la prueba del vino tinto han encontrado materiales fibrosos en las muestras expulsadas. Carnicom describe “una forma patógena principal que parece sustentar la existencia de la supuesta enfermedad de Morgellon”. Dado que el tanino astringente del vino tinto, junto con el peróxido de hidrógeno, produce de hecho un “restregamiento” de los tejidos de la boca y de las encías, animamos a aquellos que hagan la prueba a que busquen residuos inorgánicos en sus muestras, si puede ser con la ayuda de un microscopio.

   ¿Se acuerdan ustedes de la película La invasión de los ladrones de cuerpos? Hollywood tiene un modo divertido de insinuar en sus películas “cosas que van a ocurrir”. Bien pudiera ser que estuvieran sembrando en nuestros cuerpos unos elementos artificiales capaces de autorreproducirse y diseñados para tomar el control de nuestras funciones biológicas. Estos elementos parecen ser resistentes. ¿Acaso son inteligentes?




C) LAS CÉLULAS SANGUÍNEAS ARTIFICIALES


   En el año 2000, cuando trabajaba con un experto en el uso del microscopio médico, Clifford Carnicom encontró eritrocitos (es decir, glóbulos rojos) deshidratados en muestras tomadas del aire de las montañas de Nuevo México. El experto confirmó que las células eran eritrocitos y que estos habían sido modificados de alguna manera para ser “conservados”. Carnicom hizo más pruebas con muestras tomadas del aire libre a través de filtros HEPA y siguió encontrando eritrocitos (este informe se puede consultar en su portal). No es necesario decir que este hallazgo lo tenía desconcertado. ¿Por qué aparecían células sanguíneas secas en el aire?









   En 2009, Clifford Carnicom descubrió que los cultivos de muestras de tejido procedentes de las encías de nuestras bocas contienen las mismas células sanguíneas deshidratadas que halló en sus muestras tomadas al aire libre. Pregunta: ¿Por qué aparecen células sanguíneas deshidratadas en los tejidos de nuestras bocas? Cuando cultivó lo que se expulsa por la boca al realizar la prueba del vino tinto mencionada más arriba, observó dos “formas” en los cultivos: los filamentos y los glóbulos rojos. Entonces vio cómo los glóbulos rojos rodeaban a las fibras. Algunas de las fibras estaban segmentadas y parecían contener eritrocitos. ¿Acaso las fibras estaban produciendo glóbulos rojos? Recordemos que nuestros glóbulos rojos se originan en nuestra médula ósea… ¿Qué está haciendo en nuestros cuerpos un material que parece producir células sanguíneas? ¿Se trata de un tipo de sangre artificial? Si un tipo de sangre artificial procedente de una fuente externa se está introduciendo en nuestros cuerpos, ¿qué le está ocurriendo a nuestra propia sangre? ¿Se trata de algún tipo de manipulación? La sangre es como un gigantesco sistema de taxis que transporta el oxígeno y los nutrientes a nuestras células (los glóbulos rojos llevan el oxígeno, y el plasma transporta los nutrientes). Si un tipo de sangre artificial capaz de transportar oxígeno está dentro de nosotros, ¿qué otras cosas puede transportar? ¿Estaremos ante una forma de tecnología cuyo objetivo es hacerse con el control de nuestro sistema circulatorio?


   Carnicom también señaló “la extremada regularidad geométrica de las células. Fundamentalmente parecen tener una forma geométrica regular y perfecta (las muestras de sangre humana analizadas hasta ahora no han llegado a mostrar este nivel de uniformidad)”. Además, cuando los cultivos fueron sometidos a temperaturas elevadas (hervor) y al contacto con productos químicos agresivos como la lejía, no fueron destruidos. Son muy resistentes, y posiblemente los hayan diseñado para que lo sean. Carnicom ha encontrado una estructura esférica sub-micrométrica en el interior de estos extraños glóbulos que sugiere que “pueden tener un resultado similar dentro de la corriente sanguínea del cuerpo humano”. La perfecta geometría de las nuevas células nos lleva a pensar en un diseño artificial, y “también indica firmemente la probabilidad de que haya una transferencia genética o una manipulación en el proceso”.


Nuestros sistemas están lidiando continuamente con desafíos sintético-químicos que nunca encontraríamos en un mundo natural. Es un milagro que sigamos en pie.
 

¿Cómo nos adaptaremos a este nuevo tipo de invasión? ¿Cuál será el resultado de la reproducción de materiales artificiales en nuestro interior?






   Todo el mundo se hace estas preguntas: “Todo esto es tan espantoso… ¿Qué puedo hacer? ¿Cómo podemos detener esto? Si ni siquiera lo siento, ¿de verdad será tan malo? ¿Lo tendré yo? ¿Lo pillaremos todos? ¿Quiénes lo están haciendo? ¿Por qué lo están haciendo? Si nos lo están haciendo a nosotros, ¿por qué no les preocupa que también les pueda ocurrir a ellos?”.

   Todas son buenas preguntas. ¿Cuáles son las respuestas? Tengamos en cuenta algo que solía llamarse “eugenesia” (la reproducción selectiva de los seres humanos para mejorar sus cualidades). A partir de los años cuarenta, a la eugenesia le dieron un nuevo nombre: transhumanismo (el vídeo de Aaron Franz que aparece en la página sobre el control de la población es muy recomendable). Recordemos que una vez que se haya conseguido el control tecnológico de los seres vivos, la selección se podrá aplicar fácilmente. Unos grupos podrán ser “mejorados” y otros “degradados”.


   ¿Qué hacer? La buena noticia es que nadie está solo en esta transformación. Todos estamos juntos en ella. El camino para encontrar una solución comienza por una cosa: la información. El acopio de información conduce al conocimiento. Armada con el conocimiento, nuestra conciencia empieza a crecer. En todos los aspectos. Nuestra conciencia nos pertenece a nosotros, a menos que la traicionemos. Y traicionamos a nuestra conciencia si seguimos dormidos ante estos hechos sin darles importancia, sin prestarles atención o suponiendo que da igual lo que ocurra. Esa es la elección de cada individuo. Puede que esto no tenga mucho sentido ahora mismo, pero sí lo tendrá cuantas más personas DESPIERTEN.






FUENTES:




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Publicado por: Anunciadora de Sión
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